Dice, como Federico García, que los primeros libros caminan despacio, pero lo cierto es que Las horas descontadas, el suyo, hizo su recorrido inaugural en poco más de un año, tiempo éste que Carlos Guerrero ha invertido en poner en el mundo Los espacios vacíos, también publicado por Vitruvio, que será presentado en Madrid el próximo 16 de marzo, de la mano nada más y nada menos que de Jesús Hilario Tundidor, sin duda uno de los grandes de la poesía española contemporánea.    
Si Las horas descontadas incidía en el paso del tiempo, ahondando en el abismo que separa la infancia de la vejez, para contar aquella y alzar una muralla de palabras hermosas frente a la decadencia y la muerte, Los espacios vacíos, como indica su título, transportan al lector a lugares internos y externos, donde se forja el vacío de una forma de vida, la nuestra, que amenaza con deshumanizarnos.     
Pero mejor que nadie es el propio poeta quien explica las claves de este libro en la siguiente entrevista que nos concedió.

"...entrar de la mano de nadie, sólo de tu propia obra y de tu fe a prueba de bomba, es muy duro"

- Poco después de publicar su Perito en lunas, Miguel Hernández escribió a García Lorca, quejándose del escaso eco que había tenido y Federico le respondió que los primeros libros caminan despacio. A propósito de Las horas descontadas, ¿estás de acuerdo con esa afirmación?
- Obviamente, los primeros libros cabalgan despacio. En este complejo, proceloso y, ¿por qué no decirlo?, masificado mundo de la poesía, entrar de la mano de nadie, sólo de tu propia obra y de tu fe a prueba de bomba, es muy duro. Tienes que competir, no sólo con nombres famosos y encumbrados, sino también incluso con una crisis cultural que se refleja de un modo negativo en la difusión de cualquier literatura elitista, y la poesía lo es. No hablemos ya de la económica.

"Este libro cuenta la sensación creciente de soledad que la gran ciudad y el sistema de vida de nuestro tiempo van imponiendo al ser humano"

- Entre Las horas descontadas y Los espacios vacíos, ¿qué hay?

- Hay mucha más experiencia como escritor, pese a la relativa brevedad de tiempo entre ambas, y mucha menos creencia en esos valores que conservamos desde nuestra juventud y que la vida se encarga de destruir de un modo sistemático e inmisericorde.

- ¿Qué tienen en común y en qué se diferencian ambos libros?

- En común, sin lugar a dudas, el estilo y la limpieza con que enfrento la elaboración del poema. Pero mientras Las horas descontadas es un reflejo de mi realidad a través de los años, Los espacios vacíos cuenta precisamente esa sensación creciente de soledad que la gran ciudad y el sistema de vida de nuestro tiempo van imponiendo al ser humano. Los espacios vacíos es un libro de hoy y sólo de hoy. Probablemente, si tuviera que escribirlo dentro de un año, sería diferente, mientras que Las horas descontadas, lo escribiera cuando lo escribiera, no creo que se diferenciara demasiado.

"Mis dos primeros libros son producto, como sus propios títulos indican, del tiempo y del espacio"

- ¿Se podría decir que responden a un plan establecido de antemano por el poeta? ¿Crees en la obra total o, como hubiera dicho León Felipe, dejas que el viento la lleve adonde quiera?

- No, en absoluto; estos dos primeros libros son producto, como sus propios títulos indican, del tiempo y del espacio. Si estoy en condiciones de adelantar que mi próximo libro, de pronta aparición, Vivir, sin más motivo, responde en cambio a una refundición del tiempo y el espacio, encuadrándose con mucha más propiedad dentro de la obra total y pensada.

- Me llamó la atención que, en cierto modo, el protagonismo de tu primer libro recayera sobre el tiempo y el del segundo sobre el espacio, ¿es casualidad?

- No, no es casualidad. Son dimensiones engañosas, relativas por tanto, y de difícil explicación fuera de nuestro planeta y de nuestra mente analítica e inquisitiva. Los animales, por ejemplo, no tienen esta capacidad, y en el espacio exterior no existen el tiempo y el espacio como tal.

- Sin embargo, uno y otro parecen interactuar en los dos libros…

- Necesariamente ha de ser así por su propia mecánica.

"Aunque soy castellano de nacimiento, me he criado, ilusionado, enamorado y sufrido en Andalucía. Creo que me beneficio de esta dualidad"

- La memoria aparece en ambos casos como vaso comunicante o elemento unificador y, no obstante, en Los espacios vacíos irrumpe con fuerza el olvido, ¿por qué?  

- Cuando uno es joven, y no olvidemos que Las horas descontadas comienza en esa edad que no se olvida, (incluso los ancianos la tienen siempre presente como memoria inmediata), los recuerdos son su elemento catalizador. Por el contrario, en Los espacios vacíos no existe el tiempo, sólo el espacio, y a veces sin contenido. Creo que el olvido actúa aquí como un bálsamo purificador de un tiempo, unitario, que no nos gusta para nada. Esa es la razón.

- Cernuda, Tundidor…, la tradición andaluza y la castellana ¿cómo se manifiestan en tu discurso?

- Influyéndome, sin duda alguna, tanto una como otra, porque, aunque soy castellano de nacimiento, como lo es Tundidor, me he criado, ilusionado, enamorado y sufrido en Andalucía gran parte de mi vida, al igual que lo hizo Luis Cernuda. Creo que me beneficio de esta dualidad.

- Frente a la atmósfera, vagamente romántica de Las horas descontadas, ¿qué paisajes enmarcan la voz del poeta en Los espacios vacíos?

- Los duros paisajes del asfalto, la lluvia y el desamor. No queda mucho sitio para el romanticismo.

"En la cima del vacío, el mar se asemeja mucho a la inmensidad de la nada"

- Y el yo lírico, ¿dónde se sitúa?, ¿tal vez, en la soledad?

- Así es; en la soledad más absoluta y en el dolor que produce la perspectiva de un espacio que no consideraba como mío. Por eso, en la parte de Sitios y situaciones, dentro de Los espacios vacíos, me permito el lujo de quitarle el bozal a la ironía, incluso al cinismo, al enfrentarme a un mundo exterior que no me gusta nada.

- ¿Cómo ha evolucionado la concepción poética de Carlos Guerrero?

- Como la misma vida me la ha hecho evolucionar. Puede que hacia un realismo utópico, y perdona la expresión, pero es la que mejor lo define.

- Apostado en la cima del vacío, ¿se puede ver el mar…?

- Se puede ver, por supuesto. En la cima del vacío, el mar se asemeja mucho a la inmensidad de la nada.