- Poco después de publicar su Perito en lunas, Miguel Hernández escribió a García Lorca, quejándose del escaso eco que había tenido y Federico le respondió que los primeros libros caminan despacio. A propósito de Las horas descontadas, ¿estás de acuerdo con esa afirmación?
- Obviamente, los primeros libros cabalgan despacio. En este complejo, proceloso y, ¿por qué no decirlo?, masificado mundo de la poesía, entrar de la mano de nadie, sólo de tu propia obra y de tu fe a prueba de bomba, es muy duro. Tienes que competir, no sólo con nombres famosos y encumbrados, sino también incluso con una crisis cultural que se refleja de un modo negativo en la difusión de cualquier literatura elitista, y la poesía lo es. No hablemos ya de la económica.